domingo, 31 de mayo de 2009

Muerte dulce

Sardá se marcha por la puerta de atrás. Ha quedado bastante claro que el traslado de “La Tribu” al late night de los martes fue solamente la forma menos agresiva para su imagen de frenar el tren para que se pudiera bajar. Él y toda su tribu, a excepción de Mercedes Milá, a la que no le debió gustar demasiado la idea y prefirió abandonar directamente el avión que caía en picado, en paracaídas y sin esperar a la pista de aterrizaje de emergencia.
Ya me explicarán si no cómo es que el programa se cancela cuando había conseguido, por fin, el liderazgo de audiencia en su franja horaria. Todo huele demasiado a pactado, a arreglo para salvar, como digo, la imagen del periodista de cara a futuros proyectos, que ya se están anunciando.
Aunque en esta ocasión haya metido la pata, Sardá es un buen profesional, no hacen falta demostraciones. Pero hizo mal los cálculos creyendo que sólo con su figura y rodeándose de vacas sagradas tendría el pasto asegurado. Nunca es tarde para aprender, maestro.
Por ... Arturo Roa

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