
Ya me explicarán si no cómo es que el programa se cancela cuando había conseguido, por fin, el liderazgo de audiencia en su franja horaria. Todo huele demasiado a pactado, a arreglo para salvar, como digo, la imagen del periodista de cara a futuros proyectos, que ya se están anunciando.
Aunque en esta ocasión haya metido la pata, Sardá es un buen profesional, no hacen falta demostraciones. Pero hizo mal los cálculos creyendo que sólo con su figura y rodeándose de vacas sagradas tendría el pasto asegurado. Nunca es tarde para aprender, maestro.
Por ... Arturo Roa
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