Hay algunas cosas que dan miedo, mucho miedo. Más aún que “Hay alguien ahí”. Me refiero a unas declaraciones de Yola Berrocal en las que afirma que “me encantaría presentar un programa de niños”. Si quien lee estas líneas ha sido padre o madre, entenderá perfectamente lo que quiero decir.Con el transcurrir del tiempo uno se va dando cuenta de en qué medida ha afectado a la sociedad en la que vivimos la televisión del frikismo. Un fenómeno de éxito que se ha ido descomponiendo en múltiples variantes, y que ya se hace difícil de controlar. ¿Es Kiko Rivera un friki? Si no lo es, lo parece.
En todo caso, éstos son frikis aparentemenete inofensivos, tanto el hijo de la Pantoja como la de las ubres de pega. Lo malo es que, cuando abres la puerta, se te cuela cualquiera. Y si no, que se lo pregunten a la pobre Anne Igartiburu. Ya se sabe, de aquellos Yoyas estos Cobras. Insisto: está muy bien controlar las escenas subidas de tono en horario infantil, pero ¿qué pasa con toda esta cochambre? ¿Barra libre? No hay nada peor que la moral a medias.
Arturo Roa
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