La favorita, Laura, se llevó finalmente el gato al agua y los 300.000 euros del premio de «Gran Hermano». El final ha sido complicado, convulso especialmente en la última semana por la vergonzosa bronca que protagonizó la pareja que han formado en el interior de la casa la ganadora y Marcelo. Tanto, que Mercedes Milá desveló en la gala final que la dirección del programa a punto estuvo de declarar desierto el premio. Eso es fácil de decir, pero muy difícil de hacer. No tuvieron agallas.Termina así la más interminable de las doce ediciones que se han desarrollado hasta ahora (144 días). Pero, si el encierro ha terminado, el show promete continuar en los platós, revistas y demás. Resulta que Laura ya ha despachado a Samu, su novio de toda la vida y con el que pensaba casarse, para echarse en los brazos de Marcelo. Pero éste dice que de qué, que él lo que quiere es vivir, viajar y estudiar, y que no entra en sus planes una señora mayor de 27 años. Ya ven.
Lo que digo, no tuvieron agallas para dejar desierto el premio. No hubiera estado mal crear un bote para la próxima edición. Es una idea.
Arturo Roa
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